La escultura como proceso infinito de representación de la imagen. Mi camino de crecimiento con la escultura comenzó al sentir la necesidad de ese contacto con el espacio a través de las figuras, esa necesidad de experimentación natural con materiales propios que en contacto con las manos se mueven en direcciones rítmicas y crean cuerpos con vida.
Pinceladas que siguen ese movimiento infinito en forma de contrastes; luces y direcciones opuestas entre el yeso y los óxidos que bailan al son de la armonía. Contacto directo entre los sentidos del tacto y la propia naturaleza que transforma los colores y les hace estar siempre vivos. Modelados de torsión y tallados en texturas terrenales que les hace ser siempre infinitos.
Las obras creadas desde dentro se trasmiten con fuerza en el contacto directo con la materia y la escucha sobre uno mismo
B.Rius